EL PARTO DE NALGAS
Hace muchos años,
aprendí que en los partos de nalgas, por fortuna sólo el 3% de todos, la cabeza
última no salía sola, sino que había que recurrir a la clásica maniobra de Mauriceau, así lo hice en los pocos
partos podálicos que asistí, hasta que por mi manía de estudiar cómo hacerlo
todo mejor, hallé que había otra maniobra, más moderna y menos traumatizante
para el feto.
En el reciente “Congreso Internacional de Parto en Casa”, celebrado
en Jerez de la Frontera, las colegas holandesas presentaron el video de un
parto en casa en el cual el feto salía solo, sin maniobra alguna, yo me hubiera
quedado con la duda si una buena amiga que había convivido conmigo, durante los
últimos cinco años, no hubiera regresado, a Madrid para acabar de arreglar sus
papeles y residir, definitivamente en otro país europeo.
Volvía con un hermoso
niño, de veinte días, en brazos. Como ni ella ni yo sabíamos que estaba
embarazada, cuando se marchó, lo
natural era hablar
del parto que había sido en Bruselas
y me contó lo que yo sabía, que en toda Europa, las mujeres son completamente
libres de parir donde quieran y asistidas por quién ellas deseen y que la Seguridad Social se
hace cargo de los gastos que el parto origine, pero España es el único país de Europa donde las
embarazadas tienen que someterse, forzosamente y en todos los casos, al parto
artificial hospitalario o renunciar a la Asistencia Social, sufragando, a
sus expensas, la
asistencia privada al parto.
.
Mi amiga guardaba muy
mal recuerdo de su último parto, en España y la idea devolver a ir al hospital
la horrorizaba y, por eso, decidió pasar en su casa el período de dilatación y
acudir al hospital, o llamar a una matrona, en el último momento.
Me aseguró que no le
había dolido, pero sintió las contracciones, naturalmente, que eran
soportables y que hubiera sido una exageración llamarlas “dolores”.
Dijo que, durante la
dilatación, había respirado como enseño a hacer a las embarazadas a las que
preparo, que se efectuó en unas cinco horas y que, cuando el niño empezó a
salir, en presentación de nalgas
completas, lo hacía de forma tan suave fácil que no creyó oportuno moverse
de casa, ni llamar a nadie porque el niño completó su salida sin ni siquiera
desgarrar la gran cicatriz de la episiotomía del anterior parto cefálico.
Yo acostumbro a pensar
mucho las cosas, tengo una insaciable curiosidad que me ha permitido saber
detalles que, muchas veces pasan desapercibidos y antes de asistir el primer
parto, sabía que mi trabajo iba a consistir en conocer, en qué consistía el
parto y por qué dolía, a pesar de
tratarse de una función fisiológica natural y,
considerándolo como tal, aprendí que tenía que someterme, humilde y
pacientemente, a una fuerza natural, que mi papel en el parto no era otro que
estar al lado de la mujer observando que la función transcurría por sus cauces
normales, lo que, en la inmensa mayoría de los partos ocurrió
En muchos años de
estudio y de profesión, pude darme cuenta de que el feto a término “sabe”
nacer, de que el mismo instinto que hace que el cigoto se convierta en embrión, en feto y en niño/a, continúa su
tarea, avisando de que el feto está maduro, de que es apto para la vida fuera
del útero y de que quiere salir.
En la asistencia natural
al parto, dejando que éste se presente y evolucione espontáneamente, respetando
sus fases y su dinámica, he podido observar la magnifica y exacta cohesión
entre el hijo y la madre, mientras el organismo materno lleva realiza los
cambios que permitan el parto, el feto lleva a cabo los movimientos precisos
que hagan posible y más fácil su paso por la pelvis materna y por el canal
blando del parto.
Me gustaría que se
investigara si, en las presentaciones podálicas, el feto a término ejecuta,
como, hace casi siempre en las cefálicas, el segundo movimiento intraparto,
esto es, la flexión de la cabeza, como ocurrió en el parto de mi amiga, pues su
niño, que pesó más de cuatro kilos, al nacer, no hubiera podido salir con la
cabeza deflexionada.
Habrá que seguir
estudiando el parto porque no está ya todo dicho sobre esta función, pues
convertir el parto en una enfermedad y tratarlo como tal no resuelve,
eficazmente sus problemas sino que los agudiza porque el parto es otra cosa y tiene sus propias leyes y
sus recursos propios y creo que vale la pena seguir estudiándolo. ¡Sería un
gran descubrimiento saber que los niños pueden nacer siempre solos, aunque se
presenten de nalgas!
CONSUELO RUIZ
VÉLEZ-FRÍAS
Matrona Difunta de la
Beneficencia Municipal de Madrid
Pionera de la
Preparación Psicoprofiláctica del Parto y
Autora del primer libro
publicado, en español, sobre este tema.
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